Pésele a quien le pese…
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Eran las cuatro y treinta de la madrugada. Los canales de televisión, las redes sociales y el griterío general nos despertaron sobresaltados ¡Quiso la suerte que esté en Caracas! Llegó Chávez!!!! Y sus palabras de un significado inmenso: “Dios mío, ya estoy en Venezuela”. El día comenzaba activo y rotundo. La carta de Fidel a Chávez era leída por los medios de comunicación y una se sonreía una vez más… ¡Que tremendo Fidel! Sigue leyendo